Al comenzar a escribir este
artículo pensé en las muchas personas que viven en la resignación, en la
desesperanza, con la premisa en su mente o con la seguridad de que no pueden
hacer nada para cambiar su destino... ¿Eres tu una de estas personas? ¿Conoces
a alguien así? , entonces esta reflexión este la dedico especialmente a ti...
Desde que comencé a colaborar
con movimientos sociales de apoyo a diferentes personas, que ahora les llamamos
ONG's, estoy disfrutando la maravilla de ver vidas que cambian como por arte de
magia, vidas que cambian para consolidar un futuro mejor, logrando metas que
muchos le han dicho que no eran posible, más alguien a quien decidieron
escuchar comentó en algún momento que sí era posible, y desde esa posibilidad,
desde esa ranura de acción, se abrieron los caminos para lograrlo.
Existe mucha literatura relacionada
con este tema, excelentes autores que nos brindan su experiencia y comparten su
visión de cómo lograr alcanzar nuestros sueños, como atrevernos y simplemente
actuar para nuestro futuro, para nuestros logros.
Más todo lo que puedas leer,
todo lo que puedas practicar necesita de un elemento fundamental, creer que es posible.
Cuando nos creemos que es posible, nuestra mente, emoción, cuerpo y espíritu se
alinean y comienzan a suceder los milagros... Te encuentras con la persona
adecuada, recibes la llamada perfecta, lees el libro que debías, de alguna
manera el universo conspira a
favor de nosotros y aparece eso que estamos buscando.
Creer para ver, es mi
frase desde hace ya algún tiempo atrás, cuando creemos que es posible
comenzamos a co-crear ese espacio, esa oportunidad que nos hace llegar a
nuestra meta.
Y ¿cómo hacer esto?, ¿cómo
diseñar ese camino que queremos?, mi respuesta predilecta es "en
gerundio".... haciéndolo;
es tal cual un proyecto, el más importante de los que has hecho, es tu proyecto.
Comparto contigo algunas preguntas que te pueden ayudar a definirlo:
1. Cuál es la necesidad que vas
a satisfacer. Por qué vas a realizarlo.
2. Qué quieres lograr, cómo
sabes si estas allí, cómo se siente, cómo te ves, cómo te escuchas. Vive ese
momento, proyecta la película, eres su protagonista.
3. Cuáles restricciones
existen, cuales son viables de superar, cuáles no.
4. Cuáles riesgos puedes
encontrar, que clase de riesgos son: financieros, morales, naturales.
5. De estas restricciones y
riesgos, cuáles son reales y cuales son creados por ti.
6. Cuáles beneficios te trae
esta acción. Cuáles beneficios aporta a la humanidad, a los seres que te
rodean.
7. ¿Puedes hacerlo solo o
necesitas ayuda?. Qué tipo de ayuda. Quien te puede apoyar.
Escribe tus reflexiones y
déjalas reposar por unos días, mientras más detalles coloques más pistas le das
a tu mente y corazón para crear, más ranuras abres para encontrar el camino.
Como todo camino, el tuyo se
alimenta también de vías alternas que llegan a él, señales de tránsito que nos
indican que estamos en la vía correcta, esos pequeños logros que a veces pasan
desapercibidos, mantén los sentidos abiertos y cuando los percibas... ¡celébralos!, así
nuestro corazón sonreirá y seguirá co-creando realidades, haciendo posible lo
que todos podemos tener: una
vida maravillosa, perfecta en su diversidad, conectada con el amor.
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