@geralguedezg

martes, 20 de octubre de 2009

Y tú… ¿qué haces para incrementar tu coeficiente emocional?

Hace ya muchos años atrás, Aristóteles nos planteó lo siguiente “Cualquiera puede enfurecerse, puesto que esto es fácil, pero el ponerse bravo con la persona correcta, en el grado correcto, en el momento correcto, con el fin correcto y en la forma correcta, no es fácil”.
Y es que todo lo que dices y haces tiene significado, y desde allí el tener la capacidad de conocernos, regularnos y ser sensibles frente a los demás, nos hace ser más exitosos y reencontrarnos con parte de los componentes esenciales de la vida.
A partir del análisis de numerosos estudios empíricos Daniel Goleman, a finales de los años 90 concluyó que las personas que tienen éxito, que son prósperas y establecen relaciones significativas, son las que poseen alta Inteligencia Emocional. Concibe este tipo de inteligencia como una metahabilidad básica para “vivir la vida”, referida especialmente a la autorregulación afectiva.
¿Y qué define este Coeficiente Emocional?, básicamente son cinco habilidades, que son divididas en dos tipos de aptitud para su mejor identificación:
  • Aptitud Personal, responsable del autodominio, en donde se encuentran:
    • La Autoconciencia, entendida como la percepción de los propios sentimientos y estados internos;
    • La Autorregulación afectiva, que contempla el manejo de los impulsos, del estado de ánimo, del humor y del genio, de las frustraciones, y la capacidad de demorar gratificaciones; y
    • La Motivación, relacionada con la iniciativa, el compromiso, esfuerzo, y logro.
  • Aptitud Social, responsable del manejo de las relaciones con los demás que incluye:
    • La Empatía: definida como la captación de los sentimientos, necesidades e intereses del otro, servicio y altruismo; y
    • Las Habilidades Sociales, relacionadas con la elección de actitudes con que afrontar una situación y el manejo adecuado de la relación con los demás.
Como todas las inteligencias, el coeficiente emocional se desarrolla desde muy temprana edad y durante toda la vida, nunca es tarde para comenzar. El tiempo de encontrarte con su desarrollo es el tiempo perfecto en el cual lo necesites, y mientras más temprano en la vida sea pues mucho mejor, ya que te proveerá de herramientas para relacionarte mejor contigo y con las personas con quienes compartes, obteniendo como recompensa una mejor vida.
Una mejor vida entendida desde los distintos dominios que conforman tu camino: tu salud, tu familia, tu empresa, tu pareja, tus amigos. Esta más que demostrado por múltiples estudios publicados en revistas reconocidas a nivel mundial, la rentabilidad de desarrollar este tipo de Inteligencia. Encontramos historias sobre empresas con mayores beneficios, colaboradores con mayor eficiencia en su trabajo, personas con mejor calidad de vida, amigos saludables, parejas sanas, empresas sanas.
Te invito a reflexionar sobre el tema, revisar tus paradigmas y poner en práctica el desarrollo de alguna de las habilidades que Aristóteles y Daniel Goleman nos refieren, para que una vez encuentres resultados positivos en su desarrollo, sigas creciendo y aprendiendo del poder de la conexión emocional.
Entonces…. ¿qué vas a hacer para incrementar tu Coeficiente Emocional?

domingo, 30 de agosto de 2009

Actitud... divino tesoro

He estado varios días pensando sobre que escribir, que compartir... y todo me ha llevado a la conclusión de que muchas cosas en nuestra vida son cuestión de la actitud con la que vamos recibiendo y entregando valores, juicios, opiniones, experiencias... así que decidí compartir con ustedes lo que he aprendido acerca de este tema tan comentado y a la vez tan complejo en nosotros, seres humanos hermosos y diversos.
Muchas definiciones he encontrado del tema, desde la más pura que la describe como una "emoción ante una situación", otros la definen como la "predisposición ante las cosas", y algunos más complejos disertan sobre la diferencia de la "actitud" y la "aptitud" ante diversos entornos empresariales o personales; para mí, la actitud es "lente con el que filtras las vivencias", es la posición que tomas ante los retos que encuentras, ante la situaciones que vives, ante la vida.
Comparto con ustedes, un extracto que encontré en el libro de J. Maxwell Liderazgo sobre la Actitud... referida por él como proveniente del Barlett's Familiar Quotation, cuyo autor es Anónimo...
"No podemos escoger cuántos años vivir, podemos escoger cuánta vida tendrán estos años.
No podemos controlar la belleza de nuestra cara, podemos controlar la expresión en ella.
No podemos controlar los momentos difíciles de la vida, podemos decidir hacerla menos difícil.
No podemos controlar la atmósfera negativa del mundo, podemos controlar la atmósfera de nuestras mentes.
Muy a menudo tratamos de escoger y controlar las cosas que no podemos.
Muy rara vez decidimos controlar lo que podemos… nuestra actitud"
Y es así de sencillo, así de complejo... se resumen en la capacidad que tenemos todos de decidir como afrontamos las diversas situaciones que nos encontramos. El estar conscientes y aplicar la separación de lo controlable y lo no controlable, de lo urgente, de lo importante.
Una de mis prácticas en este sentido se resumen en dos consejos que recibí de un profesor admirable con el que compartí en la Universidad, su nombre Américo Uzcátegui; él me decía... "hija, sólo dos cosas... la primera... di las palabras correctas, lee los libros correctos, escucha la música correcta, reúnete con las personas correctas, haz las cosas correctas y ora las oraciones correctas... la segunda... practica la primera todos los días"; y les puedo decir que da muy buenos resultados; aprender que la vida es para disfrutarla, para vivirla, para perdonar, para entender, para recorrer caminos.
Y te pregunto yo... ¿cómo está tu actitud en estos días? ... Mi respuesta sería... creciendo en lo positivo, aprendiendo de las decisiones no correctas, revisando los resultados no esperados, limpiando creencias, viviendo en la felicidad y disfrutando de la prosperidad, del amor.



viernes, 22 de mayo de 2009

Me encanta estar contigo...

Como seres humanos necesitamos atención, que nos tomen en cuenta y nos lo digan o que nos lo demuestren de alguna forma. En Análisis Transaccional este tipo de estimulo se llama Caricia. La Caricia es el medio a través del cual nos comunicamos con otra persona, valorándola por lo que es o lo que hace.

La comida que ingerimos y el aire que respiramos no son suficiente alimento para asegurar nuestra supervivencia. Podemos considerar las Caricias como una forma de alimento. Ellas nos nutren y nos dan energía. Por eso es por lo que, de una forma u otra, nos pasamos la vida buscándolas.

Con frecuencia nos tropezamos con personas que nos invitan a sentirnos mal. Yo no puedo evitar que me agredan, más si puedo decidir escoger o no recibir el malestar al que se me invita, y entregar de regreso una caricia positiva que le permita a la persona con las que estamos interactuando nutrirse, reconociéndola como ser humano y contribuyendo con su necesidad de caricias.

Y es que sin darnos cuenta, basados en la alta necesidad de ser “vistos”… de sentir “estoy aquí”…”importo”… podemos buscar este reconocimiento a través de lo que se denominan caricias negativas, y desde allí actuamos y nos comunicamos, entregando al mundo valoraciones que contaminan nuestro mejor vivir, que no contribuyen con el reconocimiento del otro y por ende de mi mismo.

¿Y qué hacer cuándo nos encontramos en esta situación?... cuando aparece ese vacío de reconocimiento… desde mis vivencias, comenzar con identificar lo positivo que hay en mí, valorarme, quererme… ¿Y si no encuentro nada?... entonces recurre a las personas que están cerca de ti, que reconoces como fuentes de amor y pide la caricia que necesitas.

¿Y cómo respondemos a esta solicitud tan especial?... desde lo auténtico, desde la conexión afectiva que esta persona te inspira, teniendo en cuenta que cada necesidad específica, requiere una caricia específica, que debe estar relacionada con el momento que vive la persona, con los nexos afectivos que tiene esta persona contigo, y con su edad.

Frases como… “Me encanta estar contigo” … “Te quiero mucho” … “Eres un excelente profesional” … “Has hecho un excelente trabajo”… reconocen al otro por lo que es y por lo que hace, pudiendo ser el inicio de aprender a conectarte con mensajes positivos hacia ti, por ser tú la persona más importante en tu vida.

Practicando lo aprendido, reconozco la presencia de personas maravillosas en mi vida, que me demuestran día a día que cuando entregamos amor, cuando entregamos una caricia genuina, recibo multiplicada por mil, su energía positiva y contribuyo con hacer de nuestra sociedad, un mejor espacio para convivir, para compartir…. “usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos ni hasta diez, sino contar conmigo”.

domingo, 22 de marzo de 2009

Yo Princesa.... Reencontrándome

Desde hace ya varios meses comencé a estudiar Análisis Transaccional; como diría Mary mi socia, amiga y compañera de estudios, todo un descubrimiento para nosotras, aún cuando ya es una teoría conocida para muchos.

Y en este amplio descubrimiento, compuesto por diez herramientas poderosas todas para generar un mejor vivir en cada uno de los seres humanos que toca, decidí compartir con ustedes lo que voy aprendiendo…

Me encontré con una teoría humanista, creada por el Dr. Eric Berne, quien parte del principio de que “todos nacemos bien”, utilizando una metáfora que me encanta… “todos somos príncipes y princesas”, que de vez en cuando actuamos como “sapos o ranas encantadas”. Somos personas dignas de confianza, amor y respeto; comenzando hacia mi persona, para luego poder entregarlo a los demás.

Este camino, donde a veces nos encontramos en el encanto que nos hace actuar como “sapo o rana” para volver a nuestro estado natural de “príncipe o princesa”, lo podemos construir desde nuestra autonomía, aprovechando los recursos que tenemos, que van desde los que están dentro de nosotros hasta los que tenemos a nuestra disposición en la comunidad de seres humanos con los que compartimos nuestras vivencias.

Ahora bien, como arquitectos de nuestro camino, tenemos que tomar las riendas de nuestro andar, aceptar que soy responsable de mi vida, y desde allí construir el proyecto de vida que quiero vivir, decidiendo lo que es bueno para mí, lo que deseo disfrutar, lo que deseo compartir, y lo que no quiero que ya me siga acompañando. Tomando decisiones que me potencien, que me impulsen hacia lo que yo defino como el encuentro con el amor.

Este encuentro se inicia comprendiendo como entramos en contacto con los otros, que estamos buscando en nuestras relaciones, tomando conciencia de qué es lo que pasa en mi, qué necesito y qué deseo para alcanzar mis metas. Para desde allí actuar y tomar la iniciativa de los cambios personales, relacionales u organizacionales que decido emprender.

Todos con el derecho a la felicidad, plenos para triunfar, prestos para crear. Si no te sientes así, busca romper el hechizo, lo puedes hacer tu mismo o solicitar ayuda, lo importante es reconocer el potencial que tienes. Actuar como un ser auténtico, desde tu originalidad, apreciando a los demás, con sus diferencias, dando y recibiendo afecto, viviendo el aquí y el ahora, conociendo tu pasado y construyendo tu futuro.

El amor que tienes dentro de ti te ayudará a proyectarte, encuéntralo, dale alas, permite que vibre en ti, y desde allí reconoce al príncipe o princesa que eres, y encuéntrate con los príncipes y princesas que te esperan para compartir esta vida plena y maravillosa.

lunes, 9 de febrero de 2009

¡Feliz amor!

Para iniciar este año he estado pensando sobre que compartir acerca de lo que he aprendido en este hermoso camino que es la vida, y después de pensar y pensar, decidí irme por el sentir, por lo más hermoso que como seres humanos tenemos, la posibilidad de amar, de sentir el amor.

Y desde allí revisando en mí, me encontré con una cita de Marianne Williamson que quedó en mi mente grabada desde que nos encontramos a través de sus libros, ella dice que básicamente existimos dos clases de seres humanos… los que pedimos amor y los que damos amor….

Y aquí te pregunto, ¿en qué faceta estás? ¿por dónde andas?, revisando mi camino, he estado cruzando desde el pedir al entregar, y desde este equilibrio he recibido mucho y he entregado otro tanto, y decido continuar entregando amor, para así recibir cada vez más de lo hermoso que la vida me tiene preparado.

Cuando nacimos, estábamos perfectamente programados. Teníamos una tendencia natural a concentrarnos en el amor. Nuestra imaginación era creativa y floreciente, y sabíamos usarla. Estábamos conectados con un mundo más rico, lleno de hechizos y del sentimiento de lo milagroso, de lo bello del vivir.

El amor es aquello con lo que nacimos. El miedo es lo que hemos aprendido aquí. El amor es el hecho existencial espiritual. Es nuestra realidad última y nuestro propósito sobre la tierra. Tener plena conciencia de él, tener la vivencia del amor en nosotros y en los demás, es el sentido de la vida. Cuando asignamos valor a cosas que no son amor, damos amor a algo que no nos lo puede devolver, buscamos significado en lo que no lo tiene.

El amor no es material, es energía. Es el sentimiento que hay en una habitación, en una situación, en una persona. La experiencia que de él tenemos es la de la bondad, la entrega, el perdón, la compasión, la paz, el júbilo, el entusiasmo, la aceptación, la negativa a juzgar, la unión, la intimidad, la alegría. El amor esta dentro de nosotros, es indestructible, sólo se le puede ocultar.

El amor, el auténtico, es por definición un don gratuito de sí al otro; no es un deber y permite al otro ser él mismo, buscar su propia vida y no someterse a nuestras necesidades de emociones placenteras o de proyectos sobre él. Por esto el amor el libre y libera a la persona que se ama. Pero obviamente no se puede dar si antes no se tiene. Para llegar a este estado debemos aprender a amarnos a nosotros mismos, con respeto, confianza, amistad e intimidad. Solamente entonces estaremos listos para un encuentro con el otro en bases de igualdad y de riqueza reciprocas.

Encuéntralo, búscalo, disfrútalo, vívelo…. Sólo así serás encontrado, buscado, disfrutado, vivido, en conclusión… Amado…

¡Feliz vida! ¡Feliz amor!