Ayer conversaba con una querida amiga y me decía "me siento
realmente sola", no importa cuantas personas estén a mi alrededor, ¡cuanto
extraño mis días de infancia!... Me quedé pensando un rato largo sobre esta
conversación y me pregunté ¿Cuántas personas están así hoy día? En este mundo
de conexiones, de redes sociales, de hipercomunicación, hay cada vez mas
gente sintiéndose sola.
A veces cuando entro a Facebook veo algunos "¿que esta
pasando?" que me hacen pensar si estas personas les hablan a algún ser
humano que existe o simplemente al universo buscando un "me gusta" o
un "comentario"; igual me pasa con Twitter, con el nick del BB
Messenger y pare de contar... tenemos una necesidad cada vez mas latente de
decirle al mundo aquí estoy, de diversas formas, por diversas
razones, una de las cuales es la soledad que retumba en el corazón.
Al seguir indagando con mi amiga, sigo encontrando patrones comunes a
otras personas que conozco: exigencias profesionales que arropan el tiempo,
exigencias familiares que suman compromisos, y la incapacidad de poder decir
"No" a las peticiones de los demás, algunas veces por no quedar mal,
otras por creer que somos imprescindibles.
Me pregunto yo... ¿Cómo es que preferimos quedar mal con el ser más
importante en nuestra vida? ¿Cómo es que no nos ponemos de primeros en la lista
de nuestras prioridades? ¿Quién si no tú puede cuidar de ti?
Es como un sueño del cual pocos despiertan, en donde comienzan a
desequilibrarse los momentos básicos de la vida y toman fuerza los poderes de
la ilusión de creernos dioses, capaces de cargar con todos y resolver todo,
pendientes de lo que pasa afuera sin escuchar lo que pasa adentro. Pendientes
de escuchar lo mucho que nos admiran, respetan y hasta quieren, sin poder
conectarnos con nuestro amor desde nuestro yo interior.
Muchos están en esta búsqueda de encontrarse consigo mismo, de poder
tener un espacio de retiro, de paz, de conversación con tu ser, en la
intimidad. ¿Y cómo hacemos esto? Creo no hay recetas ni listas de guía, cada quien
tiene un camino que andar y desde allí encontrarse, yo les comparto lo que he
encontrado en el mío:
1. Aceptar que eres un ser humano finito, con limitaciones en el mundo físico,
capaz de crear cosas maravillosas siempre y cuando tu salud mental, emocional, física
y espiritual estén atendidas. No estoy diciendo que te hagas pequeño, todo lo
contrario, que desde la grandeza de lo que eres, ubiques en donde estas ahora,
cuales son tus retos, tus miedos, tus angustias, tus alegrías, tus amores y lo
mas importante tu vida.
2. Aprender de lo vivido, repasar los errores cometidos, practicar el no
comprometerse más de lo debido, y por sobre todas las cosas, conectarte con tu
cuerpo, con tus emociones, para así lograr identificar cuando parar, cuando
seguir, cuando descasar.
3. Avanzar hacia un estado de conexión contigo, base de la felicidad, de
la salud, del bienestar. Aquí una receta mágica y universal es conectarte con
tu respiración, y desde allí meditar. Cuando nos conectamos con nuestra respiración nos relajamos, alguien
que esta relajado no puede estar estresado y ciertamente es menos propenso a
enfermarse, a ser preso del estrés, a desconectarse.
Hagamos de la vida una celebración, mientras mas te conectas contigo,
mas fluye la vida, comienzan a aparecer cada vez mas las sonrisas, y tomas
mayor control de vida el amor. Desde el amor la soledad se desvanece, aparecen
como de la nada tus amores, tus amigos, porque te has dado cuenta que realmente
no estas solo, estas contigo y para ti.
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